Os ofrezco 5 tipos de viajes a Islandia, en la que combinaremos el turismo activo, la fotografía y el ocio.
Este es un país de gran extensión, y disfrutar cada zona requiere su tiempo. Por eso he elaborado estas cuatro propuestas, basadas en la experiencia obtenida a lo largo de más de 25 viajes a la isla y algunas estancias prolongadas.
La configuración de la logística del viaje es de diseñar rutas atractivas y fácilmente modificables en función de la climatología, gracias al amplio conocimiento de alternativas logísticas en cada punto.
Los vehículos son elegidos pensando en la funcionalidad y el confort, 4x4 de cinco plazas usados por sólo 4 personas para optimizar el espacio a bordo. Los grupos serán de 8 ó 12 personas y el disponer de varios vehículos dota a la expedición de gran flexibilidad, pudiendo ejecutar dos rutas diferentes de forma simultánea si así fuese necesario.
Los alojamientos son de primera calidad, hoteles con habitaciones dobles y baños privados, o bien casas exclusivas para nuestro grupo.
El régimen de comidas es de pensión completa. Se servirá un desayuno fuerte cada mañana, almuerzo/picnic en ruta, y cena. Bebidas alcohólicas no incluidas.
Vuelta a Islandia
12 noches dando la vuelta a Islandia visitando las localizaciones más icónicas del país
Leer más...Ultimate Iceland
15 días dando la vuelta a Islandia visitando las localizaciones más icónicas del país incluyendo los fiordos del noroeste.
Leer más...Esta tierra de géiseres en erupción, de glaciares y cataratas es un auténtico campo de juego para la aventura. Sus impresionantes paisajes son una inspiración para artistas y fotógrafos.
Islandia es el país con la menor densidad poblacional de toda Europa, con un puro, impoluto y, de alguna forma, mágico paisaje.
Islandia ofrece al viajero un amplio abanico de experiencias independientemente de cuándo se visite el país. Cada época del año tiene su ambiente único y siempre hay ocasión de experimentar cosas nuevas, descubrir la belleza y maravillarse por la frescura y los colores de la naturaleza. Todo momento tiene su encanto y le dejará un sinfín de recuerdos imborrables.
Islandia tiene un origen volcánico. Esto se demuestra por la presencia de campos de lava, cráteres, volcanes, montañas mesa, montañas de piedra pómez y extensiones de cenizas volcánicas.
Durante siglos, los glaciares, la erosión y los movimientos tectónicos han moldeado el paisaje. Se han formado grandes ríos, con un sinfín de saltos de agua de toda clase. Hay tantos que ni siquiera todas las cascadas tienen nombre.
El 10 por ciento de Islandia está cubierto por glaciares, unos magníficos e interminables mundos de hielo. Se mueven y cambian un poco cada año, a veces creciendo, en períodos de frío; a veces, como en los últimos años, disminuyendo. Los glaciares se mueven hacia adelante, arrastrando suelo, arena y rocas, pero también pueden retroceder de nuevo. Esto puede dar lugar a lagos con témpanos de hielo flotando. Existen bastantes de este tipo en Islandia, siendo el más espectacular la laguna glacial de Jökulsárlón, en el Sureste. Forma parte del nuevo Parque Nacional de Vatnajökull, alrededor del glaciar, la zona natural protegida más extensa de Europa.
En otoño los arroyos y ríos, rebosantes de agua del deshielo, se precipitan hasta las tierras bajas, alimentando la tierra y por último el océano. Los dones de la naturaleza son bienvenidos en todas partes. La vegetación verde se vuelve roja, amarilla o marrón, produciendo paisajes de magnífico colorido. No es de extrañar que los fotógrafos consideren el otoño la época más atractiva, con todos sus diferentes matices de colores y cielos cambiantes. En otoño los caballos y las ovejas que han estado pastando en las montañas son conducidos a las zonas habitadas para su recogida anual. Son acontecimientos animados e interesantes en los que los visitantes pueden participar.
El invierno es tiempo de asombrosos contrastes. La plácida nieve acentúa los negros campos de lava, con un resultado mágico. Por la noche, de repente, la negrura del cielo es interrumpida por destellos de luz que titilan y bailan por el firmamento en verde, blanco o rojo: la aurora boreal a menudo aparece con tiempo frío y claro. Se puede uno imaginar que las tormentas de nieve y los vientos que a veces barren el país están luchando por un gran premio, pero siempre pierden la batalla: poco tiempo después, todo vuelve a la calma y la tierra resurge fresca, como renacida.
La primavera es el tiempo en el que el sol asciende cada vez más alto en el cielo, calentando la tierra y todo ser viviente. La hierba cobra un color verde claro y las aves migratorias retornan, por lo que ésta es la época perfecta para la observación ornitológica. Más de 200 especies anidan en Islandia y algunas en gran número. Por ejemplo, hay literalmente millones de frailecillos, y en numerosos sitios es posible acercarse mucho a ellos. Los habitantes de la isla se deleitan con la nueva vida que surge en primavera.
La oscuridad extrema del invierno islandés tiene unas cuantas ventajas. Entre septiembre y abril, Islandia goza de una maravillosa exhibición de la naturaleza: la aurora boreal. Bautizada con el nombre de la diosa romana del amanecer, Aurora, y el nombre griego que designa al viento del norte, Boreas, este fenómeno es uno de los más espectaculares de la naturaleza.
Las responsables de la aurora boreal son las partículas del sol que se liberan al producirse una explosión solar. Cuando estas partículas interactúan con la atmósfera en el campo magnético de la Tierra, se libera energía, lo que provoca que el cielo se ilumine con una gran variedad de colores.